Barriendo reivindicaciones políticas


Miles de personas se concentran en el acceso a Sol desde la calle Carretas

Arde Madrid y no por el calor precisamente. Ayer miles de personas se movilizaron por el centro de la ciudad a horas insólitas para acabar acampando en la Plaza Mayor. El símbolo del movimiento, Sol, ha sido tomado pero, esta vez, por la policía.

Por la tarde, la gente se juntaba en las comisiones y grupos de trabajo en el Paseo del Prado. A las 20 horas se dirigían a Sol, a la asamblea general que iba a tratar de los desalojos ocurridos en la madrugada. Se encontraron la plaza acordonada, cerradas las salidas de metro... la policía ocupaba la Puerta del Sol.

Miles de personas se fueron concentrando en los accesos a la plaza. Pero no se quedaron quietas mucho tiempo. Se formó una manifestación espontánea que cortó Gran Vía, Cibeles, finalmente Atocha para volver a Sol, que seguía cerrada, mientras la policía trataba de adelantarse a los indignados e impedir nuevas acampadas. Pero no lo lograron. Finalmente, terminaron en la Plaza Mayor donde se celebró la asamblea prevista para Sol.

Hoy siguen las movilizaciones. La gente cada vez más indignada. La policía decidida a no soltar Sol y a desalojar cada nueva acampada. El Papa debe encontrar una ciudad "limpia" cuando haga su visita.

Los medios lo describen como "una cuestión de limpieza" o un desalojo necesario y justificado. En muchos de ellos se minimizan las reivindicaciones y el significado de Sol como lugar de encuentro y diálogo abierto. Se habla de miles de kilos de basura (en realidad, mostradores, papeles, libros, alimentos requisados a los acampadas y al punto de información en Sol) buscando reducir la situación a una cuestión de "higiene pública".

“Finalmente, las ideologías habrán desaparecido y ya no se utilizarán para lavar el cerebro de la gente. Por cierto que nadie impedirá la protesta o la disconformidad con temas menores, siempre que para expresarse se pague a los canales adecuados. Sin confundir la libertad con el libertinaje, los ciudadanos se reunirán en números pequeños (por razones sanitarias) y podrán expresarse en lugares abiertos (sin perturbar con sonidos contaminantes o con publicidad que afee al “municipio”, o como se llame más adelante)”. Extracto de Cartas a Mis Amigos, Silo, 1993.

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