Guías



Hay momentos
en que las dificultades
se agrandan
como castillos sombríos y sinuosos
y nos hacen perder la calma,
el sosiego.
La tristeza envuelve el corazón
con una fría capa de desaliento.

Entonces uno llama,
sin saberlo,
a esos antiguos guías
que habitan en lo profundo,
presencias que ya no están,
seres que ya no son o nunca fueron
o se marcharon hace tiempo
pero habitan el corazón.

Y vienen para mostrar
que esos temidos castillos
son de cartón piedra,
muñecos a los que convertimos
en monstruos,
muros que levantamos
para poder rendirnos ya,
sin intentar superarlos.

Y vienen a recordarnos
que hay que volver a intentarlo.
Y cultivar esa pequeña flor,
tan frágil y escasa,
esa flor de un día,
que unos llaman fe
y otros intento.

18/12/2013

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