Una jornada de diálogo y reivindicaciones


Ahí está Sara, al final de la jornada, que terminó con un buen revuelo en Lavapiés.

Cual flautista de Hamelin, en este caso, percusionistas senegaleses, fuimos marchando desde el Casino de la Reina hasta la plaza de Lavapiés, entre música y banderas naranjas.

Me gustó mucho la jornada de ayer. En la mesa de apertura había como ocho asociaciones, representantes de culturas, etnias y países. Creo que había mucha sintonía de intereses.

Cada uno denunció conflictos, destacando también las cualidades de su cultura, como la simpática exposición de la socióloga de etnia maya de Guatemala, un pequeño país con una gran riqueza de lenguas (más de una docena) y culturas indígenas.

Muy interesante y cercano el delegado de la embajada de Bolivia, agradecido de que siempre contemos con ellos y explicando la cruda situación de su país. Contaba Pablo, nuestro coordinador, después de su viaje a Bolivia, que el maltrato hacia los indígenas (que son el 95% de la población del país) es cosa corriente allá. Y como algunos blancos hablan con desprecio del presidente, "ese indio de m...".

El portavoz de la asociación afro colombiana habló con sencillez de su experiencia en España y de la discriminación de los negros dentro de la realidad latinoamericana. Abui, de la panafricana, con su fuerza habitual y su postura comprometida, reconociendo que los inmigrantes son los primeros que deben implicarse socialmente y dejar su papel de víctimas. O Aida, de la federación ecuatoriana, suave, de voz como tímida, pero reivindicando sus raíces.

Y Pau (Segado) como siempre, dice dos cositas pero con mucha consistencia, al tiempo que muy liviano.

Por la tarde, las mesas de trabajo. En la de conflictos, había tantos que era difícil concretar. Aunque se se concluyó proponiendo empezar con campañas informativas sobre la "normativa de la vergüenza".

Creo que la gente que venía por primera vez quedó sorprendida. Acostumbrados a ver que somos poquitos en el barrio, aquí se veía un movimiento con proyección, diverso y participativo.
El cierre, tras los músicos africanos y sin faltar los paraguas contra las bombas, terminó con un discurso de José Luis, denunciando la construcción del escudo estelar en Chequia, Sara Tajuelo, del Centro de las Culturas y Pau Segado, con un pedido por la paz y el desarme.

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